Redacción Noticias 17 agosto, 2020

El gobierno y su militancia, furioso (¿temeroso?) con la marcha, sale a bajarle el precio. Insisten con «los anti cuarentena» y el «yo te cuido», cuando obviamente, nada de eso es verdad.
Por ejemplo, no se indignaron ni se propusieron cuidarnos en cada una de las marchas y cortes que protagonizaron las organizaciones sociales en estos días.
Tampoco cuando los Moyano boys bloquearon por semanas los galpones de Mercado Libre o la empresa de Rosario que decidió cerrar antes de ceder a la extorsión, dejando a sus trabajadores en la calle. Incluso en plena pandemia, hubo una marcha contra Donald Trump, por el asesinato del ciudadano negro asesinado por la policía. Allí no hubo hashtag ni indignación.
Es paradójico que ciudadanos que adhieren al progresismo pero fingen no ser «K», hablen de cuidados y respiradores pero no de la impresionante cantidad de ciudadanos muertos, golpeados y abusados en dependencias policiales en estos ocho meses, tan de salir a cantar «vos sos la dictadura», ellos…
Menos que menos, hablar de Facundo Castro o los ¿miles? pues nadie quiere blanquear el número, de delincuentes sueltos para que no se contagien de Covid 19 pobrecitos, los cuales han provocado en cinco meses, decenas de muertos en hechos de inseguridad. Por «suerte», quienes los soltaron nos advirtieron que luego vendría «un pico de inseguridad».
No, parece que al «ser» progresista, todo esto le resulta ajeno o invención de los medios hegemónicos. Son cobardes, hipócritas y totalitarios disfrazados de lo que no son y apropiadores de una superioridad moral que no tienen.
¡Si hasta hemos visto gremios de prensa pidiendo que los medios no difundan ni cubran la marcha! Insólito, periodistas exigiendo censura.
Ni hablar del «colega» que prometió confeccionar una lista de todos los que convocaron a la marcha, tanto periodistas, como medios y políticos. Todo un pichoncito deHitler.
La verdad es que un sector de la población marcha asqueada y agobiada por la reforma judicial, la impunidad obscena, el nepotismo insoportable, las prebendas de la casta política, la inseguridad, la pobreza y el desempleo, el cierre masivo de comercios, las empresas que abandonan el país y la certeza de un «no futuro», para quién no esté «enchufado» o sea «del palo». Es mucho más que el encierro insoportable contrario a natura, al instinto gregario.
Marchan, porque perdimos la república. Marchan, porque como dijo Pilar Rahola, si bien todavía no podemos hablar de una dictadura, es claro que esto que vivimos ya no es democracia.
Marchan, porque en definitiva, los que ocupan todos los estamentos del poder resultan una pandemia mucho más peligrosa y temible que el Coronavirus.
Los otros, los que no marchan, no se guardan por responsabilidad sino por una conciencia porosa que se acomoda a las circunstancias que le resultan ideológicamente gratas. Son los mismos que incendian el país por algunas muertes y callan vergonzosamente, otras miles.