Redacción Noticias 20 marzo, 2020

El país amaneció con una escenografía distinta a la habitual. En un clima de calles semi-vacías, las pocas personas que salen a trabajar se encontraron con los nuevos controles y dispositivos de seguridad en el marco del aislamiento obligatorio que anunció ayer a última hora el presidente Alberto Fernández, luego de definir la estricta medida junto a los gobernadores de todas las provincias.

El primero de los próximos 12 días de cuarentena obligatoria comenzó con un tránsito apenas menor al de un día feriado en la Ciudad de Buenos Aires, con numerosos porteños que mantuvieron su rutina. Varios comercios abrieron sus puertas, como las panaderías, y algunos encargados de edificio se animaron a salir a lavar las veredas.

En los sitios neurálgicos, como el centro de transbordo de Once, decenas de agentes de tránsito porteños realizaban controles para que la cuarentena obligatoria se cumpla a rajatabla. Con megáfono en mano y el armado de filas de espera para una mejor supervisión de los usuarios, los efectores exigen a los pasajeros las credenciales y comprobantes que acrediten su condición laboral que los habilite a circular. 

De acuerdo a la cuarentena definida por Alberto Fernández, solo podrán transitar libremente aquellas personas que cumplan alguna de las 24 excepciones especificadas por la normativa. En general, se trata del personal afectado a servicios y actividades que son consideradas “esenciales”, como la salud, el abastecimiento de alimentos, los medicamentos, combustibles o personal diplomático, entre otros.