Redacción Noticias 10 enero, 2023

«Si no fuese por el periodismo, (al menos por algunos que no venden el micrófono) las mentiras, las licitaciones de balnearios, la obra pública de cartón que nos cuesta carísimo, los «Howard Johnson» y tantos otros hechos graves, no hubiesen salido a la luz.»

Juzgar la intencionalidad del periodismo para librar de la crítica a quién no procedió como es debido ante sus pares y ante la población, es justificar lo injustificable porque el aludido es propia tropa. Si hurgamos en los archivos, seguramente encontraremos posturas totalmente disímiles ante situaciones similares.

Es justamente la práctica que lleva adelante el kirchnerismo desde el 2003 a la fecha y evidentemente, se ha hecho carne en todo el ámbito político y la sociedad.

La vara depende de nuestras simpatías / antipatías.

Resulta increíble la defensa corporativa (de lo que sin duda todos somos responsables en nuestras respectivas profesiones, autocrítica sea hecha) ante un hecho que aparenta nimio en la superficie, pero que esconde un trasfondo preocupante: Para todos sin distinción de ideología, el fin justifica los medios. Es válido mentir si se juzga políticamente necesario, a propios y extraños y peor aún, es válido redoblar la apuesta con más mentiras y excusas pueriles “para no otorgarle argumentos al adversario”. (Enemigos, según la nueva “lógica” política.)

«Yo haría lo mismo», (SIC) «Fui invitado oficialmente durante el G40». «Dejamos muchas cosas de lado (los políticos) para hacer lo que hacemos», » No me parece mal», (¿Ocultar?) son algunas de las posturas que hemos escuchado en estos días sin pudor alguno.

Resulta muy significativo, dicho sea de paso, el silencio del lado oficialista ante una oportunidad de pasarle factura a una oposición que se prueba a puro tropezón y torpezas, un traje que a estas alturas resulta cada vez más holgado ante la escasa talla de quienes aspiran a vestirlo.

Tal vez recuerden el viejo refrán de las abuelas: “Cuando veas las barbas del vecino cortar…”

Quizás no resulte buena idea agitar el avispero. (¿Remember Taiwán?)

Toda una acción de casta, sin duda alguna. ¡Menos mal que se presentan como lo nuevo de la política! Ahora todo Gral. Alvarado sabe a qué atenerse en cuanto a sus representantes o quienes aspiren a serlo.

Tomamos nota acerca del valor y peso de la palabra de unos y otros…

Es cierto lo que dice un ex concejal en un posteo dirigido a un colega: El periodismo no es juez ni el micrófono es una corte.

Pero si no fuese por el periodismo, (al menos por algunos que no venden «la corte» es decir, el micrófono) las mentiras, las licitaciones de balnearios, la obra pública de cartón que nos cuesta carísimo, los «Howard Johnson» y tantos otros hechos graves, no hubiesen salido a la luz.

Con respecto al grotesco de verano que se representa en las tablas del HCD, no juzgamos ni sentenciamos, preguntamos:

1) ¿Fecha y duración de la invitación oficial a Barcelona?

2) ¿Agenda y Temario?

3) ¿Fotos oficiales con la Alcaldesa Ada Colau y su equipo de gobierno? ¿Videos? ¿Audios? ¿Ponencias?

4) ¿Lugares del ayuntamiento visitados en forma oficial? (no un video casero haciendo preguntas a un recolector de residuos en la calle) ¿Diplomas / Certificados, ante cursos realizados?

5) ¿Copia del pedido de licencia al Presidente del HCD en donde constan los motivos? (Porque de haber una mentira o falsedad, se le mintió al Honorable Concejo y es causal de remoción)

6) ¿Copia de alguna entrevista realizada por algún medio catalán así sea local, pequeño y modesto?

No resulta creíble que durante un evento tan importante como el G40 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, una dirigente tan importante como la Alcaldesa Ana Colau, invite a un ignoto concejal de pueblo a visitar su ayuntamiento y este no exprese su alegría ante semejante oportunidad, poblando sus redes sociales de fotos, videos, conferencias y ponencias, de tan maravillosa oportunidad.

¡Mucho menos siendo un aspirante a Intendente experto en Comunicación y Marketing según el mismo se presenta!

Como se ve, es muy fácil desarmar cualquier acción difamatoria.

Solo es cuestión de expresarse con la verdad y hacer pública en conferencia de prensa, toda la documentación que la avale.

Tan simple como eso.